martes, 8 de mayo de 2012

Día 11: Hay que proteger el huerto


Esta tarde empezamos con una charla sobre el modo de proteger nuestro huerto de las inclemencias del clima y de las plagas.

Hablamos en primer lugar de la protección contra el frío. Todas las plantas cultivadas dependen de las temperaturas ambientes para crecer, lo hemos observado mil veces en nuestros tiestos, en tiempo frío nuestros geranios se paran y cuando las temperaturas suben, brotan y crecen. Lo mismo vemos en los rosales de los parques, al subir las temperaturas, se activan y emiten brotes y tallos nuevos. Si las temperaturas del invierno bajan mucho, por debajo de cero, hay plantas que se hielan. Conclusión, las plantas son sensibles a las temperaturas. Pues vaya cosa nos dice Pedro, eso ya lo sabíamos. Vale, vale. Pero no todas las plantas son igual de sensibles. En el caso concreto de la lechuga, hablamos de:

- temperatura mínima letal, que es la temperatura por debajo de la cual la planta puede morir y es de 0 a 2 grados

- temperatura mínima biológica, que es la temperatura a la que la planta deja de crecer pero no sufre daños, es de 4 a 6 grados. Cuando la temperatura sube reanuda su crecimiento

- temperatura óptima nocturna, es la temperatura a la que la planta se encuentra mejor durante la noche, es de 10 a 15 grados

- temperatura óptima diurna, es la temperatura mejor para la lechuga durante el día y es de 15 a 20 grados.
Por cierto, de estos datos podemos deducir que la lechuga es bastante tolerante al frío.

¿Cómo podemos proteger nuestra plantas del frío durante el invierno?, sobre todo para que no se hielen, pero también para que su ritmo de crecimiento sea mayor. Pues muy sencillamente, las cubrimos con una lámina de plástico, concretamente de polietileno translúcido, o sea, que deje pasar la luz. Este es un material bien conocido en horticultura. En los almacenes agrícolas encontramos láminas de polietileno translúcido de diferentes grosores y los más recomendables para cubrir nuestras plantas son las de 100 o 150 micras (milésimas de mm). También encontramos en los almacenes básicamente 2 tipos de estas láminas:

- de polietileno normal, que protege poco del frío

- de polietileno térmico que protege mucho del frío (es más cara)

Tres tipos de lámina de polietileno. Las de color negro se usan para cubrir la tierra y evitar las malas yerbas

lámina de polietileno translúcida para proteger los cultivos

 Estos plásticos los colocamos apoyados en arcos, del mismo modo que estamos apoyando las mallas en nuestro huerto. Cuando se usan estas protecciones debe levantarse el plástico durante las horas de sol intenso, para ventilar y renovar el aire pues, si se mantuviera totalmente cerrado todo el día, las temperaturas podrían subir excesivamente, el aire se cargaría de humedad y la concentración de CO2 (anhídrido carbónico) descendería y todas estas cosas no son buenas para nuestras plantas, que necesitan aire renovado todos los días. Por la noche la cubierta de plástico protege nuestro cultivo del frío.

Protección del calor.-
El exceso de temperatura también es perjudicial para las plantas e igual que con el frío, la sensibilidad es distinta según sea el tipo de planta, no resiste lo mismo al calor un cactus que una azalea, o un melón o un pimiento que una lechuga. Las lechugas toleran mal las temperaturas de 30 grados hacia arriba y tienden a florecer, subirse a flor o espigarse como dicen los hortelanos.
   
La protección del calor excesivo se puede hacer cubriendo las plantas con una malla de sombreo que actúe de filtro de la radiación del sol. Con ayuda de la malla llega menor cantidad de radiación del sol hasta las plantas y si en la zona del huerto circula bien el aire, la temperatura no subirá tanto. Hay varios tipos de mallas y las que consideramos más adecuadas por su relación calidad/precio, son las de rafia negra.

malla de sombreo negra de rafia del 40%

 En los almacenes agrícolas encontramos mallas de diferentes grados de sombreo según el número de hilos de su trama. Siempre tenemos que usar mallas que no sombreen excesivamente, hay que recordar que las plantas necesitan luz para crecer y desarrollarse. Es cuestión de probar, pero creemos que mallas de un 40 al 60% de sombreo pueden ser adecuadas. Aparte de estas en los almacenes hay también mallas de rafia blanca, mallas aluminizadas, mallas de otros colores, etc. las aluminizadas son buenas pero son caras. Las de colores no son recomendables para nuestros objetivos y pueden producir efectos negativos en las plantas.

Protección de las plagas.-
En nuestros objetivos pretendemos cultivar sin emplear plaguicidas. Para ello también las mallas nos van a ser útiles, pero otras muy diferentes a las anteriores. En este caso se trata de poner una barrera por la que no puedan pasar los insectos que pretenden parasitar a nuestras plantas. Estamos hablando de las mallas antiinsectos, que son mallas de hilos de plástico translúcido. Debido a que los insectos plaga tienen tamaños diversos, según dicho tamaño tendremos que usar una malla de cuadrícula más o menos pequeña. Nos encontramos en los almacenes básicamente 3 tipos de mallas:

- malla de 7 x 7 hilos/cm2 con cuadrícula algo menor de 2 mm

- malla antipulgón de 0,27 x 0,82 mm de cuadrícula (los pulgones tienen unos 0,36 mm de diámetro de tórax)

- malla antitrips de 0,15 x 0,15 mm (los trips tienen unos 0,19 mm de diámetro de tórax)

dos tipos de malla, la de la derecha es antitrips

Trips muy aumentado sobre una hoja (foto M. Weis. Agr. & Agri-food Canada)

Trips recién cazado en Rocafort para esta foto

La malla antitrips tiene la ventaja de que no la puede atravesar ningún insecto pero a cambio de una desventaja no despreciable, que al ser tan densa quita demasiada luz si se usa en invierno y también acumula calor y humedad porque reduce la ventilación.
La malla antipulgón permite ventilar mejor y nos protege también de otras plagas además de los pulgones, de la mosca blanca y de los minadores, que son pequeñas larvas de minimoscas que excavan galerías dentro de las hojas.




Moscas blancas parasitando una hoja

comparación de tamaños entre pulgones (izquierda) y trips (derecha)

mosca Liriomyza (minador) aumentada



galería excavada en una hoja por la larva minadora de la mosca Liriomyza
 
En el caso de encontrarnos en una situación de riesgo porque haya muchos insectos dañinos alrededor, siempre tenemos otra alternativa, que es pulverizar un insecticida sobre la malla, no sobre las plantas, con lo cual si los trips se acercan a una malla antipulgón con insecticida pensarán que es mejor irse a otro sitio, a no ser que sean T-MAE (trips marines americanos de élite), pero de estos debe haber pocos; yo no los he visto.

 
Tenemos todavía otra herramienta protectora más basada en los plásticos. Se trata de lo que llamamos trampas cromotrópicas, nombre técnico muy rimbombante pero que se refiere simplemente a hojillas de plástico de color. Se usan dos colores, amarillo y azul.

trampas de colores para atrapar trips, la azul, y pulgones, moscas blancas y minadores la amarilla

 El uso de estas hojas de color se basa en que los insectos se ven atraídos por esos colores. El amarillo atrae a los pulgones, moscas blancas y minadores y el azul a los trips. Las trampas se impregnan con una sustancia adherente, es decir pegajosa, en la que se quedan pegados los insectos mirando tristes a las inalcanzables lechugas. Se cuelgan sobre las plantas y no tienen más complicación. La sustancia pegajosa puede ser cualquiera que cumpla como condiciones no ser tóxica para las plantas, no derretirse con el calor y que no absorba agua. Como siempre, en los almacenes agrícolas venden colas de este tipo para las trampas.
Tras estas informaciones y animadas discusiones, terminamos la charla y nos vamos al huerto para regar los sustratos, airear las soluciones hidropónicas, inspeccionar las plantas y mallas a la busca de insectos y admirar nuestras lechugas que están muy bonitas.
Así nos despedimos hasta el jueves.

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