Esta tarde empezamos con una
charla sobre el modo de proteger nuestro huerto de las inclemencias del clima y
de las plagas.
Hablamos en primer lugar de la protección contra el frío. Todas las
plantas cultivadas dependen de las temperaturas ambientes para crecer, lo hemos
observado mil veces en nuestros tiestos, en tiempo frío nuestros geranios se
paran y cuando las temperaturas suben, brotan y crecen. Lo mismo vemos en los
rosales de los parques, al subir las temperaturas, se activan y emiten brotes y
tallos nuevos. Si las temperaturas del invierno bajan mucho, por debajo de
cero, hay plantas que se hielan. Conclusión, las plantas son sensibles a las
temperaturas. Pues vaya cosa nos dice Pedro, eso ya lo sabíamos. Vale, vale.
Pero no todas las plantas son igual de sensibles. En el caso concreto de la
lechuga, hablamos de:
- temperatura mínima letal, que
es la temperatura por debajo de la cual la planta puede morir y es de 0 a 2 grados
- temperatura mínima biológica,
que es la temperatura a la que la planta deja de crecer pero no sufre daños, es
de 4 a 6
grados. Cuando la temperatura sube reanuda su crecimiento
- temperatura óptima nocturna, es
la temperatura a la que la planta se encuentra mejor durante la noche, es de 10 a 15 grados
- temperatura óptima diurna, es
la temperatura mejor para la lechuga durante el día y es de 15 a 20 grados.
Por cierto, de estos datos podemos
deducir que la lechuga es bastante tolerante al frío.
¿Cómo podemos proteger nuestra
plantas del frío durante el invierno?, sobre todo para que no se hielen, pero
también para que su ritmo de crecimiento sea mayor. Pues muy sencillamente, las
cubrimos con una lámina de plástico, concretamente de polietileno translúcido,
o sea, que deje pasar la luz. Este es un material bien conocido en
horticultura. En los almacenes agrícolas encontramos láminas de polietileno
translúcido de diferentes grosores y los más recomendables para cubrir nuestras
plantas son las de 100 o 150 micras (milésimas de mm). También encontramos en
los almacenes básicamente 2 tipos de estas láminas:
- de polietileno normal, que
protege poco del frío
- de polietileno térmico que protege
mucho del frío (es más cara)
Tres tipos de lámina de polietileno. Las de color negro se usan para cubrir la tierra y evitar las malas yerbas |
lámina de polietileno translúcida para proteger los cultivos |
Estos plásticos los colocamos
apoyados en arcos, del mismo modo que estamos apoyando las mallas en nuestro
huerto. Cuando se usan estas protecciones debe levantarse el plástico durante
las horas de sol intenso, para ventilar y renovar el aire pues, si se
mantuviera totalmente cerrado todo el día, las temperaturas podrían subir
excesivamente, el aire se cargaría de humedad y la concentración de CO2
(anhídrido carbónico) descendería y todas estas cosas no son buenas para nuestras
plantas, que necesitan aire renovado todos los días. Por la noche la cubierta
de plástico protege nuestro cultivo del frío.
Protección del calor.-
El exceso de temperatura también
es perjudicial para las plantas e igual que con el frío, la sensibilidad es
distinta según sea el tipo de planta, no resiste lo mismo al calor un cactus
que una azalea, o un melón o un pimiento que una lechuga. Las lechugas toleran mal
las temperaturas de 30 grados hacia arriba y tienden a florecer, subirse a flor
o espigarse como dicen los hortelanos.
La protección del calor excesivo
se puede hacer cubriendo las plantas con una malla de sombreo que actúe de
filtro de la radiación del sol. Con ayuda de la malla llega menor cantidad de
radiación del sol hasta las plantas y si en la zona del huerto circula bien el
aire, la temperatura no subirá tanto. Hay varios tipos de mallas y las que
consideramos más adecuadas por su relación calidad/precio, son las de rafia
negra.
malla de sombreo negra de rafia del 40% |
En los almacenes agrícolas encontramos mallas de diferentes grados de
sombreo según el número de hilos de su trama. Siempre tenemos que usar mallas
que no sombreen excesivamente, hay que recordar que las plantas necesitan luz
para crecer y desarrollarse. Es cuestión de probar, pero creemos que mallas de
un 40 al 60% de sombreo pueden ser adecuadas. Aparte de estas en los almacenes
hay también mallas de rafia blanca, mallas aluminizadas, mallas de otros
colores, etc. las aluminizadas son buenas pero son caras. Las de colores no son
recomendables para nuestros objetivos y pueden producir efectos negativos en
las plantas.
Protección de las plagas.-
En nuestros objetivos pretendemos
cultivar sin emplear plaguicidas. Para ello también las mallas nos van a ser útiles,
pero otras muy diferentes a las anteriores. En este caso se trata de poner una
barrera por la que no puedan pasar los insectos que pretenden parasitar a
nuestras plantas. Estamos hablando de las mallas antiinsectos, que son mallas
de hilos de plástico translúcido. Debido a que los insectos plaga tienen
tamaños diversos, según dicho tamaño tendremos que usar una malla de cuadrícula
más o menos pequeña. Nos encontramos en los almacenes básicamente 3 tipos de
mallas:
- malla de 7 x 7 hilos/cm2 con
cuadrícula algo menor de 2 mm
- malla antipulgón de 0,27 x 0,82 mm de cuadrícula (los
pulgones tienen unos 0,36 mm
de diámetro de tórax)
- malla antitrips de 0,15 x 0,15 mm (los trips tienen
unos 0,19 mm
de diámetro de tórax)
dos tipos de malla, la de la derecha es antitrips |
Trips muy aumentado sobre una hoja (foto M. Weis. Agr. & Agri-food Canada) |
Trips recién cazado en Rocafort para esta foto |
La malla antitrips tiene la ventaja de que no la puede atravesar ningún insecto pero a cambio de una desventaja no despreciable, que al ser tan densa quita demasiada luz si se usa en invierno y también acumula calor y humedad porque reduce la ventilación.
Moscas blancas parasitando una hoja |
comparación de tamaños entre pulgones (izquierda) y trips (derecha) |
mosca Liriomyza (minador) aumentada |
galería excavada en una hoja por la larva minadora de la mosca Liriomyza |
En el caso de encontrarnos en una situación de riesgo porque haya muchos insectos dañinos alrededor, siempre tenemos otra alternativa, que es pulverizar un insecticida sobre la malla, no sobre las plantas, con lo cual si los trips se acercan a una malla antipulgón con insecticida pensarán que es mejor irse a otro sitio, a no ser que sean T-MAE (trips marines americanos de élite), pero de estos debe haber pocos; yo no los he visto.
Tenemos todavía otra herramienta protectora
más basada en los plásticos. Se trata de lo que llamamos trampas cromotrópicas, nombre técnico muy rimbombante pero que se
refiere simplemente a hojillas de plástico de color. Se usan dos colores,
amarillo y azul.
trampas de colores para atrapar trips, la azul, y pulgones, moscas blancas y minadores la amarilla |
El uso de estas hojas de color se basa en que los insectos se
ven atraídos por esos colores. El amarillo atrae a los pulgones, moscas blancas
y minadores y el azul a los trips. Las trampas se impregnan con una sustancia adherente,
es decir pegajosa, en la que se quedan pegados los insectos mirando tristes a
las inalcanzables lechugas. Se cuelgan sobre las plantas y no tienen más
complicación. La sustancia pegajosa puede ser cualquiera que cumpla como
condiciones no ser tóxica para las plantas, no derretirse con el calor y que no
absorba agua. Como siempre, en los almacenes agrícolas venden colas de este
tipo para las trampas.
Tras estas informaciones y
animadas discusiones, terminamos la charla y nos vamos al huerto para regar los
sustratos, airear las soluciones hidropónicas, inspeccionar las plantas y
mallas a la busca de insectos y admirar nuestras lechugas que están muy bonitas.
Así nos despedimos hasta el jueves.
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